Recién me recupero de una severa enfermedad con complicaciones en las vías respiratorias, que me obligó a guardar reposo por una semana, con toda su incomoda sintomatología.
Les narro la dinámica social de la enfermedad por peculiar. Cuando se enteran de mi padecimiento, el amigo o familiar que te visita o telefonea, lanza la primera pregunta ¿Que te pasa?”. Ante esa expresión espontánea de solidaridad, acostumbro a ofrecer un rápido y corto esbozo para informarle , ademas para evitar y no dar oportunidad que mi interlocutor empiece a darme su opinión y recomendaciones.
En vano mi anhelo, mi visitante activa la respuesta que tiene preparada meses atrás para cuanto se presente la ocasión : “Tengo un medico que no falla”, o “Mi cuñada tenía los mismo que tú : un homeópata la curó”, “conozco también un acupunturista chino recién llegado con un nueva técnica” prosigue mi apóstol de la salud quien sustituye la sugerencia por exhortaciones : “Tienes que verlo” “no pierdes nada, haz una cita” “te paso el contacto, lo vas a necesitar”, Hazme caso, y me pasa el numero telefónico de los recomendados, pero nunca le interesó el nombre de mi neumólogo.
La segunda parte de la conversación se introduce de manera subrepticia : “ Te duele la pierna? Fíjate que yo, desde que me caí, no puedo caminar bien….” Sin siquiera responder quedo atrapado en un aluvión de palabras, lamentos, esperanzas, acusaciones y diagnósticos.
Y así también cuando recibo un telefonema para saber como me siento.
A la fecha, cuento con el historial medico de amigos, parientes jóvenes o viejos que clasifiqué durante mi reposo en cama: los que se curaron, pero necesitan seguir hablando de sus experiencias el resto de sus vidas para ayudar a otros enfermos. Los que siguen sufriendo y constituyen una amenaza para la humanidad por ser l prueba de que la medicina tiene limites, de que los médicos no saben, de que solo tratan de atinarle a la causa.
La tercera categoría reúne a saludables, rehabilitados y por otro tipo de enfermos, los que están convencidos de que los laboratorios, médicos, hospitales y farmacias son parte de un cartel mafioso que pretende acabar con la humanidad a través de medicamentos costosos, y ellos apuestan por los alternativo : acupuntura, homeopatía, y también reiki.
Encomienda, guarda con discreción tu infección viral.